Cómo gestionar las emociones de los hijos ante el divorcio
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CÓMO GESTINAR LAS EMOCIONES DE LOS HIJOS ANTE EL DIVORCIO

El miedo es una emoción frecuente en los niños, cuando los padres se separan. Los más pequeños suelen tener miedos más básicos como el de ser abandonados por el padre con el que viven, quedarse sin casa o comida; y lo suelen manifestar mediante lloros o poniéndose más mimosos de lo habitual, aferrándose a algún objeto de apego. A los más mayores les preocupa más la incertidumbre de cómo cambiará su vida a partir de la separación.

El papel de los padres, para ayudarles, es facilitar el diálogo sobre estos miedos, tranquilizándolos, transmitiéndoles seguridad. Es importante aclararles que la relación padre-hijo es para siempre. Muchos de estos temores pueden aliviarse haciendo visitas frecuentes al progenitor con el que no conviven.

Otra de las reacciones emocionales frecuentes es la tristeza. Es normal que se eche en falta la vida diaria que tenía cuando la familia estaba unida y que también los niños lloren por la marcha de uno de los padres.

Los padres tenéis que tener en cuenta que no solo expresan la tristeza llorando, a veces la manifiestan queriendo estar a solas, estando más callados o en forma de enfado o agresividad, también siendo menos amistosos que de costumbre, haciendo dibujos donde transmiten su tristeza, soñando despiertos o desinteresándose por actividades que antes les resultaba divertidas.

La mejor forma de ayudar a vuestros hijos a dominar su tristeza es dándoles permiso para expresarla. En ningún caso ignorándola  o esperando a que se pase sola, ni negando el derecho a sentirla. Después de reconocer este sentimiento y de consolarlos,  conviene intentar redirigirlos hacia una actividad que les guste mucho realizar.

El enfado es otra emoción que, dependiendo de la edad, personalidad y circunstancias familiares, van a expresar vuestros hijos ante la ruptura familiar. Los más pequeños lo suelen manifestar peleándose con otros niños, con alguno de los padres, profesores etc. Los mayores suelen dirigir su enfado contra el progenitor al que ellos creen que tiene la culpa de la separación.

Es saludable permitir que vuestros hijos expresen su sentimiento de enfado y ayudarlos a que lo manifiesten de forma adecuada. Lo que no debéis hacer es negarlo o transmitirles que es algo malo o incorrecto.

Practicar alguna actividad física, correr, nadar o jugar en general les ayudará a dar salida positiva a sus emociones.

Muchos niños se sienten responsables de la ruptura de sus padres y que depende de ellos su reconciliación, por lo que intentan hacer todo lo posible para que se unan de nuevo. Este sentimiento de culpa a veces es muy fuerte y los padres debéis insistir mucho y dejarles claro “que ellos no son la causa de la separación”. Tienen que entender que la separación es algo permanente y no pueden hacer nada para  volver a unir a la familia.

Muchos niños reaccionan ante la separación regresando a etapas evolutivas anteriores. Es una reacción normal si no se alarga demasiado (un par de meses). Esto les permite desconectarse de acontecimientos tan abrumadores a un lugar más seguro, que controlan mejor.

Ante estas conductas, es aconsejable no reaccionar con castigos o comentarios humillantes…sino todo lo contrario; vuestro hijo necesita vuestro apoyo y seguridad.

Algunos niños reaccionan al estrés desarrollando problemas físicos como dolores de cabeza, estómago, etc. A veces es una reacción ante la incapacidad de expresar sus sentimientos, pero también tenéis que tener cuidado porque muchas de las quejas pueden no tener nada que ver con la separación y es aconsejable la valoración de un médico.

  Si vuestros hijos presentan problemas de sueño, como no querer irse a la cama, insomnio, ansiedad o pesadillas,  es importante mantener los mismos rituales que practicaban antes de la separación. Por ejemplo si están acostumbrados a leer un cuento cada noche, a charlar un rato antes de dormirse; a quedarse en el sofá unos minutos….es beneficioso no dejar de hacerlo. Estas actividades son importantes tanto por la intimidad como por los recuerdos que crean.

También, a veces, presentan problemas de alimentación, bien por falta de apetito o porque comen en exceso. Es conveniente fomentar hábitos de alimentación saludables. Aprovechad para cocinar juntos de forma divertida recetas que les gusten. Si veis que alguno de vuestros hijos ha perdido o ganado mucho peso, es aconsejable consultar con un médico.

Cualquiera de las reacciones anteriores deberían ir remitiendo según se vayan adaptando vuestros hijos a la nueva situación pero, si no es así, es aconsejables consultar a un especialista. Araceli González Martín. Equipo Beck Psicología

Araceli GonzalezEscrito por Araceli Gonzalez

Psicoterapeuta en el Centro Beck Psicología en el área de Adultos l.


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