Trastorno de la excitación en la mujer
La característica esencial del trastorno de la excitación en la mujer es una incapacidad, persistente o recurrente, para obtener o mantener la respuesta de lubricación propia de la fase de...
Tradicionalmente las teorías para el desarrollo del liderazgo se han basado en un “Desarrollo de competencias estratégicas”, es decir “hacia fuera”. En este enfoque se trataba de identificar modelos militares, de la política, empresariales (desde Napoleón y Gandhi hasta Bill Gates…) y, buscando sus patrones de conducta, tomarlos como ejemplo.
Actualmente el liderazgo hace referencia a “las competencias personales”. Así, el “Estudio de competencias directivas” llevado a cabo en IESE, identifica un elevado número de competencias de eficacia personal (autogobierno, integridad, desarrollo personal…) que se consideran inherentes a todo líder.
No creemos que sea posible el desarrollo del liderazgo sin el desarrollo personal, tal como han planteado desde el conocido Goleman, que estima que el 70% de las habilidades directivas dependen de la inteligencia emocional, hasta Antonio Damaso, neurólogo y premio Principe de Asturias, que afirma que son las emociones las que nos “hacer ser más inteligentes” y adoptar decisiones más acertadas a las que solo el raciocinio no permitiría acceder.
Los gestores tienen equipos a su cargo que les obedecen, mientras que los líderes cuentan con personas que quieren seguirles. En definitiva, el liderazgo es una cuestión de emociones. Desafortunadamente, según el Foro de Davos, en España no ocupamos un puesto destacado en cuanto a calidad de nuestros directivos se refiere, siendo el aspecto que más influye en el desarrollo del talento, el compromiso y la consecución de resultados.
En este sentido, hemos desarrollamos Programas de formación dirigidos al fortalecimiento de competencias personales e interpersonales.