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MIEDO O PÁNICO ESCÉNICO
Pánico escénico. Esto es lo que, según parece, ha sufrido el cantante y compositor Joaquín Sabina durante su concierto del sábado 13 de diciembre en Madrid ante miles de sus seguidores.
El cantante no pudo finalizar su concierto porque, según sus propias declaraciones, se encontraba muy mal, temía marearse y caerse en el escenario.
Hace unas semanas, Pastora Soler, la cantante de copla y flamenco, anunció su retirada temporal de los escenarios a causa del miedo escénico desarrollado a raíz de sufrir repetidos episodios de pánico durante algunos de sus conciertos.
Pero ¿Qué es el miedo escénico?
El miedo escénico es una respuesta psicofísica generalmente de alta intensidad que aparece como consecuencia de pensamientos anticipatorios negativos o catastróficos sobre la situación real o imaginaria de hablar o actuar en público.
Las respuestas físicas pueden incluir taquicardias, sudoración, sensaciones de calor o de frío, náuseas, sequedad bucal, temblor, mareo o dificultad para respirar o tragar, entre otras.
A nivel psicológico, la persona puede experimentar tensión, angustia, miedo al fracaso, preocupación, miedo al ridículo o vergüenza y puede pensar que está sufriendo un infarto, que le está pasando algo grave, que va a desmayarse, que los otros se están dando cuenta de lo que le está pasando y que la perciben como incompetente, que va a descontrolar esfínteres o que va a vomitar, por poner algunos ejemplos.
Las reacciones descritas pueden afectar de manera importante al comportamiento de la persona que puede sufrir, entre otras alteraciones, bloqueo mental (el muy conocido “quedarse en blanco”), tartamudeo, pérdida de voz, parálisis que le impida actuar o abandono de la situación.
Muchas personas hemos experimentado algunos de los síntomas descritos cuando hemos tenido que hablar en público. Lo que sucede es que, generalmente, estos síntomas no suelen ser muy intensos y suelen durar poco porque nuestro organismo tiende a la autorregulación.
Pero cuando una persona anticipa o experimenta ante una actuación pública una alta intensidad de los síntomas fisiológicos, una interpretación exagerada de los mismos y sentimientos de pánico puede quedar bloqueada, experimentar la necesidad urgente de abandonar la situación o evitar la misma.
El caso de Pastora Soler es un caso extremo de miedo escénico. La cantante ha sufrido algunas experiencias de pánico que la han llevado incluso al desmayo durante algunas de sus actuaciones. Pero es el miedo extremo a la reexperimentación de los síntomas de esos episodios de pánico el que está detrás de su abandono de los escenarios. Que el abandono sea temporal o definitivo dependerá de cómo la cantante afronte el problema.
Porque el miedo escénico tiene solución. Y la solución pasa por comprender sus mecanismos de origen y mantenimiento con la ayuda de un buen profesional de la Psicología. El aprendizaje de técnicas de relajación, la reestructuración de los pensamientos anticipatorios negativos y la exposición a las situaciones evitadas son algunas de las estrategias más eficaces para la superación del problema.
Joaquín Sabina ha experimentado un ataque de pánico al final de su concierto del sábado que le llevó a suspender las últimas canciones previstas. Esperemos que esta noche, que vuelve a actuar en Madrid, Sabina suba al escenario y no sucumba al miedo escénico. Si no se enfrenta a su miedo, correrá el riesgo de convertir este temor en algo crónico que puede poner en juego su salud y su mantenimiento en los escenarios.