Prevención y manejo del estrés
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Actualmente se reconoce que el estrés es uno de los principales problemas para la salud, tanto en el ámbito personal como profesional. Aproximadamente un 20% de las consultas a médicos de familia, plantean problemas directa o indirectamente generados o agravados por este problema. Sin embargo el estrés no siempre es negativo.

Existen innumerables evidencias del estrés como mecanismo de adaptación y supervivencia de la especie, de forma que nos prepara para afrontar situaciones determinadas. Por ejemplo, ante una emergencia se ponen en marcha ciertas funciones, como el incremento del ritmo cardiaco y respiratorio para oxigenar y llevar glucosa a los músculos, el aumento del tono muscular, la activación del metabolismo para obtener más glucosa en sangre, etc. Esta reacción es positiva y saludable para afrontar peligros o tareas que requieran energía y esfuerzo. Es el denominado estrés adaptativo.

No solo necesitamos cierto nivel de activación para desarrollar múltiples actividades de la vida cotidiana personal y profesional, sino que muchas personas realizan sus mejores trabajos con una cierta dosis de “presión”.

En definitiva, podemos afirmar que no todo tipo de estrés es nocivo Sin embargo, si la activación es muy intensa o dura mucho tiempo entonces nos encontramos con el denominado “estrés no adaptativo” que conlleva una amplia sintomatología y problemática. Es importante distinguir entre lo que constituye un reto o desafío y lo que estimamos excede nuestras posibilidades y nos conduce a estresarnos.

El estrés puede explicarse como “relación particular entre el individuo y el entorno que es evaluado por aquél como amenazante o que desborda sus recursos y pone en peligro su bienestar” (Lazarus y Folkman, 1986). Esta concepción subraya la importancia de la persona, concretamente de cómo percibe y valora los acontecimientos potencialmente estresantes. Consecuentemente, el estrés no es igual para todos porque cada uno tiene una visión, una perspectiva y una estrategia personal, de forma que un acontecimiento muy estresante para una persona puede no serlo en absoluto para otra.

Fuentes de estrés

Se denominan fuentes de estrés a todos aquellos pensamientos, situaciones, actividades, contextos, acontecimientos y relaciones que por algún motivo pueden generarnos estrés. Por supuesto, como ya se ha comentado, es fundamental identificar que la relación no es causal, en el sentido de pensar que “si tal acontecimiento tiene lugar… es imposible no tener estrés”, sino que viene moderada por la personalidad, educación, valores culturales e interpretación de lo que ocurre entre otras muchas características personales.

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Araceli GonzalezEscrito por Araceli Gonzalez

Psicoterapeuta en el Centro Beck Psicología en el área de Adultos l.


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