Manejar los momentos de hostilidad y mal humor en la pareja
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En toda relación existen desacuerdos, desilusiones, malentendidos y mala comunicación que intervienen negativamente en el curso de la misma. El problema que presenta este tipo de situaciones es que puede desencadenar ira, resentimiento y mal humor que, a veces, llegan a pesar más que el amor.

Los sentimientos de rabia o enfado son normales en el ser humano lo que pasa es que, cuando son muy frecuentes, están indicando la existencia de problemas que hay que tratar para que la relación de pareja no se resienta.

Por esto, es necesario reconocer cuanto antes las situaciones que desencadenan los pensamientos y las reacciones hostiles y de mal humor con el fin de prevenirlas y actuar para manejarlas de manera más constructiva.

1. Cuándo y por qué sentimos hostilidad

  • Solemos sentir hostilidad cuando las cosas de la vida no van como queremos, cuando hemos cometido un error o nos hemos saltado una regla o cuando es el otro, nuestra pareja, quien no cumple con las reglas o con las expectativas.
  • Si las reglas o deberes que le imponemos al otro son muy rígidas y, sobre todo, si no son acordadas, las probabilidades de que se creen situaciones de enfrentamiento con el consiguiente sentimiento de rabia u hostilidad son muy altas.
  • En ocasiones, la propia insatisfacción con nosotros mismos puede estar en la base de las reacciones de hostilidad hacia la pareja.
  • También es frecuente que las conductas de sometimiento y el miedo a la discrepancia con la pareja para evitar conflictos terminen creando  un poso de malestar y de hostilidad que se va acumulando y que puede llegar a producir auténticos ataques de ira en las situaciones más inesperadas.

2. El mito de “desahogarse”

Existe el mito de que hay que “desahogar” la cólera porque es una forma de liberar el malestar que nos ayudará a sentirnos mejor.

En realidad, todo dependerá de cómo se haga ese desahogo porque, aunque pueda ser verdad que en un primer momento podamos sentirnos liberados al expresar nuestra cólera, si la reacción emocional es violenta, terminará a la larga provocando sentimientos de culpa, baja autoestima, visión negativa por parte de la pareja y problemas en la relación.

Cuando sentimos que la rabia está en camino, una mejor táctica podría ser tomar conciencia de ella y preguntarse por qué estamos realmente enojados, cuál es el problema, y qué podríamos hacer para comunicar nuestra ira sin ser hostiles ni agresivos.

Un aspecto fundamental es responsabilizarnos personalmente de las propias emociones en lugar de vernos a nosotros mismos como víctimas de nuestra pareja. La responsabilidad de sentir cólera es nuestra y sólo nuestra porque podemos trabajar para responder de otra manera. Si cambiamos nuestra valoración de la situación, cambiará nuestra emoción.

Suspender la hostilidad antes de que se presente siendo conscientes de las “situaciones desencadenantes” y de los signos físicos o indicadores que se sienten justo antes de que la cólera ataque (tales como aumento del pulso, respiración entrecortada, opresión de los intestinos, puños apretados o mandíbula tensionada) es un entrenamiento útil.

Para ello, podrían utilizarse algunas estrategias básicas como:

  • Analizar la valoración que estamos haciendo de la situación para intentar reformularla de una manera más positiva teniendo en cuenta también la perspectiva del otro.
  • Responder a estos síntomas de estrés respirando profundamente por lo menos 10 veces.
  • Masajear las partes tensas de su cuerpo, cambiando de postura y haciendo estiramientos.
  • Abandonar el lugar donde se está desarrollando la disputa en el momento en que se perciban los indicadores de cólera, avisando a la pareja de que se retomará la situación una vez que se haya recuperado la tranquilidad.

3. Manejo efectivo de la hostilidad

Manejar la hostilidad de manera constructiva significa que no tenemos que permitir que nuestro estado de ánimo dañe nuestra relación de pareja.

Las víctimas de nuestra cólera rara vez se mostrarán humildes o comprensivas (en lugar de esto, tienen la posibilidad de sentirse heridos, mostrarse a la defensiva y ser, a su vez, hostiles).

  • ¿Qué evitar cuando nuestra pareja está irritada?
    • Rechazar la irritación o tratar de calmarla.
    • Negarnos a escuchar.
    • Defendernos antes de haber recapacitado sobre el problema.
    • Avergonzar a nuestra pareja por su mal comportamiento.
    • Elevar el volumen de voz para hacernos oír.
    • Saltar a las conclusiones acerca de lo que debería y no debería hacer la persona irritada.
    • Argumentar y razonar acerca de las razones de conducirse de otra manera.
  • ¿Qué hacer cuando nuestra pareja está irritada? Si la hostilidad no es muy elevada y sólo se manifiesta con irritación y mal humor:
    • Ignorar su mal humor, pero avisándole sobre ello, ya que a nadie le complace ser ignorado.
    • Aumentar el conocimiento y conciencia de que su pareja lo aprecia, que sólo está irritada.
    • Una manera de descolocar al otro en tales situaciones es desarmarlo con agrados. Cuando empiezan a generarse ataques de hostilidad, y aún no son muy marcados, una buena estrategia es hacer cosas que le gusten al otro.
    • Cambiar el tema de conversación por algo mutuamente placentero. Invitar al otro a hacer algo juntos y gratificante para ambos.
    • Otra herramienta que se puede utilizar es la empatía. Es importante ser capaz de ver el mundo a través de los ojos de nuestra pareja y en ocasiones, se evitan conflictos no deseados.

En un momento de clara hostilidad podría ser útil lo siguiente:

  • Reconocer la irritación de tu pareja y hacer ver que le comprendes.
  • Escucharle atentamente. Antes de responder, aguardar a que el otro exprese su irritación.
  • Mantener una actitud abierta acerca de lo que el otro expresa, sin juicios previos, hasta cuando decidas iniciar aclaraciones al respecto.
  • Sentarte con tu pareja para hablarle con calma y con un bajo volumen de voz.
  • Reservarte tus propios juicios acerca de lo que debería y no debería hacer la persona irritada.
  • Empatizar con tu pareja sin necesidad de estar de acuerdo con ella, una vez su hostilidad se haya reducido.
  • Expresar tus sentimientos después del incidente y pedirle que en sucesivas ocasiones se conduzca de otro modo.
  • Si la reacción de la pareja es muy hostil: abandonar la situación, hacer un “tiempo fuera” hasta que se reduzca la intensidad del malestar y se recupere el nivel racional en ambos. Esto es importante aclararlo para que el otro no se sienta abandonado y como norma para conflictos futuros.

 

AVERTENCIA IMPORTANTE
Si usted tiene alguna duda acerca de los problemas que experimenta o bien acerca de si esos problemas deben ser tratados por un profesional de la psicología, puede ponerse en contacto con nosotros para que un psicólogo de nuestro equipo valore su caso, aclare sus dudas y le oriente al respecto.

Araceli HernaizEscrito por Araceli Hernaiz

Directora de Beck Psicología desde 1990, desarrolla funciones de Psicoterapeuta, interviniendo en distintos trastornos psicológicos en el Área de Adultos, y de Mediadora Familiar en Procesos de Ruptura de Pareja.


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