Distimia
La personas a lo largo de nuestra vida atravesamos periodos en los que nos sentimos con un estado de ánimo más bajo. Es como si nos faltara cierta capacidad para...
Es una de las frases que, desde hace unos años, escucho en las sesiones de con elevada frecuencia: “Quiero ser feliz y no lo soy”. Este sentimiento es percibido por muchísimas personas como un fracaso, como una tara, como una carga insoportable que condena nuestra vida.
A todas estas personas les pregunto: ¿qué es para ti la felicidad?, ¿crees que es un estado de bienestar que se alcanza y en el que nos quedamos instalados?, ¿es ser feliz tu objetivo principal?, ¿consideras que hay seres humanos que no tienen “bajones”?, ¿piensas que la tristeza es una emoción negativa?
Analizar el tema de la felicidad constituye, en mi opinión, una “piedra angular” en el desarrollo de la intervención terapéutica y resulta imprescindible por tanto, conocer realmente nuestras expectativas, nuestra identificación de emociones y nuestra valoración de ese concepto.
Considero importante recordar que la propia historia de la humanidad no es una lucha por encontrar la felicidad, sino la supervivencia en la mayoría de los casos, y cuando dicha supervivencia tenía ciertas garantías, se ansiaba la libertad, la lucha por derechos humanos, la creación de sistemas económicos justos, la igualdad de oportunidades, etc. La felicidad no ha sido tradicionalmente un valor.
Puede resultar más que atrevido, pero la búsqueda de la felicidad es un ansia desarrollada desde finales del XIX, principios del siglo XX y, desde luego, en occidente. La mayoría de los habitantes del mundo se debaten aún en otras problemáticas mucho más básicas.
Algunos libros de Autoayuda, no todos, han tenido y tienen un efecto devastador: “todos podemos conseguir nuestros objetivos”, “busca la felicidad”, “sé feliz”, “aprende a triunfar”, qué enorme desvinculación de los auténticos valores y sentimientos humanos, qué propósitos tan estandarizados e irreales.¿Es ese nuestro deseo?
La vida está llena de problemáticas y traumas, esconderlos no hace más que incrementarlos.Tampoco es saludable vivir anclados en ellos. En absoluto. Simplemente es que la tristeza es una emoción que, en principio es positiva, nos recoge, nos expresa, nos busca un lugar de reflexión, nos permite expresar el dolor que sentimos. Solo se convierte en una emoción negativa si decidimos “quedarnos en ella” y convertirla en la guía de nuestra vida. Como alguien dijo: “Deja que los pájaros de la tristeza sobrevuelen tu cabeza, pero no dejes que aniden en ella”.
La vida está llena de problemáticas y traumas, esconderlos no hace más que incrementarlos.Tampoco es saludable vivir anclados en ellos. En absoluto. Simplemente es que la tristeza es una emoción que, en principio es positiva, nos recoge, nos expresa, nos busca un lugar de reflexión, nos permite expresar el dolor que sentimos. Solo se convierte en una emoción negativa si decidimos “quedarnos en ella” y convertirla en la guía de nuestra vida. Como alguien dijo: “Deja que los pájaros de la tristeza sobrevuelen tu cabeza, pero no dejes que aniden en ella”
La felicidad consiste en ser conscientes de que nos “enamoramos” de momentos concretos, y su búsqueda consiste en crear espacios, actividades, reflexiones y compañías que nos hagan sentirla. Cada uno los suyos, por supuesto. La felicidad es incrementar nuestra “codicia” de emociones.